lunes, 9 de abril de 2012

El SIGNIFICADO POLÍTICO DE LA LEYENDA DE SANTA EULALIA DE BARCELONA

El 12 de febrero del año 878 el obispo Frodoino de Barcelona encabeza una majestuosa procesión para trasladar los restos de la niña mártir Santa Eulalia de la iglesia de Santa Maria de las Arenas (actualmente la Basílica de Santa Maria de Mar) donde había sido milagrosamente hallada cuatro años antes, a la Catedral de a Santa Cruz de Barcelona.

 Según la leyenda, cuando la comitiva que llevaba el arca llegó a la puerta de la ciudad, el sarcófago se volvió tan pesado que resultaba imposible moverlo. En ese instante, apareció un ángel que señaló con el dedo a uno de los canónigos de la procesión. Este, arrepentido, confesó que se había quedado un dedo del pie de la santa como reliquia. Una vez restituido el dedo mutilado, los restos pudieron cruzar las murallas.
La leyenda, de la que se tiene constancia a partir del siglo VII, se remonta a la época romana. Según la tradición cristiana, Eulalia fue una niña, educada en el cristianismo, que vivió en las afueras de la ciudad de Barcino (Hispania), en lo que hoy es Sarriá, a finales del siglo III. Con 13 años, durante el período de persecuciones a los cristianos del emperador Diocleciano (284-305 dC), Eulalia se escapó de su hogar y fue a buscar al gobernador de Barcino, Daciano, para recriminarle las represiones. El gobernador, ante la negativa de la niña a renunciar a la fe cristiana, la condenó a trece martirios, tantos como años tenía.
Según la tradición, como primer tormento fue encarcelada en una prisión oscura, para posteriormente ser azotada. En el ecúleo le fue desgarrada la carne con garfios. Luego fue puesta de pie sobre un brasero ardiendo y le fueron quemados los pechos. Las heridas le fueron fregadas con piedra tosca, para luego arrojarles aceite hirviendo y plomo fundido, además de lanzarla a una fosa de cal viva.
El noveno tormento, uno de los más conocidos popularmente, consistió en ponerla desnuda dentro de un tonel lleno de cristales, clavos y otros objetos punzantes, siendo lanzada por una calle en bajada.
Posteriormente, fue encerrada en un corral lleno de pulgas. Finalmente, fue paseada desnuda por las calles de la ciudad hasta el lugar del suplicio donde fue crucificada en una cruz en forma de aspa. Según la leyenda, durante su cruxifición se produjo una nevada, tapando la pureza de su cuerpo desnudo. También según la tradición popular, al final de su oración de que el Señor la tomara a Su Reino, la gente vio volar hacia el cielo de su boca una paloma blanca.
Existen serias dudas sobre la historicidad de la vida y martirio de Eulalia de Barcelona,  pudiendo tratarse de una versión local de la Santa Eulalia de Mérida. Cabe destacar que las referencias más antiguas de la santa emeritense se remontan al siglo V, mientras que el primer testimonio escrito que se conoce del martirio de Eulalia de Barcelona es el himno Fulget hic honor sepulcri del Obispo Quirico de Barcelona fechado, aproximadamente, en 660, tres siglos después del tormento. En este sentido, la leyenda de Barcelona reproduce, además del nombre, múltiples hechos y tormentos de la santa de Mérida, pudiendo tratarse de una duplicación de personalidad hagiográfica. Esta duplicidad fue estudiada por Ángel Fábrega Grau, quien en 1958 publicó Santa Eulalia de Barcelona, revisión de un problema histórico, y por bolandistas en su Analecta Bollandistae, sin llegar a una resolución concluyente.
Eulalia de Barcelona fue canonizada en 633 y se convirtió en patrona de la capital catalana, donde se encuentran sus restos. Tras largo tiempo desaparecidos, los restos de Santa Eulalia fueron localizados en 874 por el obispo Frodoino en la iglesia de Santa Maria de las Arenas organizándose un solemne traslado a la catedral. En el siglo XIII las reliquias pasaron a la cripta de la Seo, reposando dentro de un nuevo sarcófago gótico de estilo pisano
Si nos atenemos únicamente a los datos históricos que conocemos, sabemos que efectivamente Frodoino aparece nombrado como Obispo de Barcelona en el concilio de Attingny del 870 (el mismo en el que es nombrado Conde de Barcelona Guifredo el velloso) donde defendió las tesis que abogaban por acabar con la liturgia visigótica que se impulsaba desde la archidiócesis de Toledo.
Al parecer, el culto mozárabe habría calado en la diócesis de Égara y gracias a los textos que se conservaban de Félix de Urgel, manchados de la herejía adopcionista, se habría podido mantener una fe cristiana en la ciudad durante los 83 años de presencia musulmana.
El concilio de Attingny, organizado por el emperador Luis II habría adoctrinado a Frodoino, quien era de origen franco-germánico, para restaurar la catedral física y espiritualmente a la fe unitaria del imperio carolingio.
Éste debió consultar la documentación que se habría salvado de la conquista musulmana y vio que la santa constaba como canonizada en el año 633 y que su homónima de Mérida gozaba de gran devoción en el reducto cristiano de Asturias ya que sus restos habían sido llevados a Pravia en el año 780 por el rey asturiano Silo I para protegerlos del saqueo de los musulmanes, donde se le edificaría una iglesia en su honor, y más tarde Alfonso II los trasladó a la catedral de Oviedo, donde sería adoptada como patrona del obispado.
Es conocida la comunión litúrgica existente entre el mundo asturiano, representado por Beato de Liébana y Alcuino de York por el mundo carolingio ya que ambos se enfrentaron a Elipando de Toledo y Félix de Urgel en el concilio de Frankfurt del 794.
El episodio del traslado del sarcófago con los restos de la santa es una hábil maniobra por parte del nuevo obispo que en apenas 4 años consigue restaurar la fe cristiana canónica y se verá recompensada con la creación de la archidiócesis de Barcelona dependiente de Narbona en detrimento de la sede egarense con sede en Toledo.

BIBLIOGRAFÍA
 AINAUD DE LASARTE, J.M. El obispo Frodoino restaurador de la Catedral de Barcelona, dins de Divulgación histórica de Barcelona. Vol IX. Barcelona, 1957. Aymà editor.
CAMPÀS, J. Els orígens nacionals. Barcelona, 1991. Ed. Barcanova.
Fábrega Grau, Ángel (1958). Iglesia Nacional Española. ed. Santa Eulalia de Barcelona, revisión de un problema histórico. Roma.
 Torner i Cubells. Josep, Notes històriques sobre a passió de Santa Eulàlia dins del Butlletí de l'arquebisbat de Barcelona