sábado, 18 de febrero de 2012

Ataque al call de Barcelona de 1391

Los ataques o pogromos de 1391 fueron una revuelta popular dirigida contra los judíos que se inició el 6 de junio de ese año en la ciudad de Sevilla. Y se extendió posteriormente por todos los reinos hispánicos. Hubo saqueos, incendios, matanzas y conversiones forzadas de judíos en las principales juderías de las ciudades de casi todos los reinos cristianos de la Península Ibérica: las coronas de Castilla y Aragón y en el reino de Navarra. Las revueltas más graves fueron las iniciales, que comenzaron en Sevilla y se propagaron a Córdoba, Toledo y otras ciudades castellanas culminado en la destrucción del call de Barcelona en 1391.
La reciente investigación arqueológica del programa Sota Terra de TV3 ha determinado que el ataque al call de la ciudad de Tárrega de 1348 es uno de los primeros progromos que se produjeron en toda Europa relacionados con la vinculación de los judíos a la epidemia de peste negra de 1348.
El 5 de agosto de 1391, día que se festejaba Santo Domingo, fue asaltada y destruida la judería o call de Barcelona, que para la época contaba con el 15% del total de la población de la ciudad (Benjamín de Tudela, a su paso por la ciudad en el siglo XI, la describió como una comunidad santa de hombres sabios y prudentes y grandes príncipes). Se produjeron unas 300 muertes. Las cinco sinagogas al menos del call, junto a todos los bienes de la comunidad judía, pasaron a ser propiedad del rey.


La presencia de la comunidad judía en Barcelona está documentada desde el siglo VI d.C. y pasa por ser una de las mayores juderías de la península y también de las más influyentes.
Obtendría gran poder durante el reinado de Jaime I que pide importantes créditos a los judíos para sufragar sus ambiciosas campañas militares como la conquista de Mallorca y Valencia y, a cambio, habría otorgado privilegios que chocaban con la resolución del IV concilio de Letrán de 1215 en el que se recomendaba a los monarcas impedir el acceso a los judíos a la administración pública si el cargo comportaba autoridad sobre cristianos, limitar el interés de los prestamos al 20% y la obligación de cerrar el recinto de la aljama así como la obligatoriedad de que los judíos vistieran la rodela (más tarde en 1268 Jaime I dispensaría a los judío de vestirla)
En 1275 el Papa Gregorio X recordaría a Jaime I la obligatoriedad de amurallar el recinto del call lo que significa que hasta entonces no se había hecho.
1285 Pere II promete a los nobles que ningún judío ocupará el cargo de batlle y que tampoco tendrán cargos que supongan autoridad sobre los cristianos. A partir de este momento aumenta la presión fiscal sobre las aljamas y también la ideológica con la nueva doctrina antijudía de la Iglesia.
La llegada de las ordenes predicadoras (dominicos y franciscanos) y la reciente autorización de predicar en las sinagogas otorgada por la Disputa de Barcelona de 1263 en la que se enfrentaron Mosé Ben Nahman y San Raimon de Peñafort, y que terminó con la censura y quema de los libros judíos, la obligación de abrir las sinagogas a las prédicas de los dominicos y el exilio de Ben Nahman a Jerusalén.
Estas prédicas se irán haciendo más agresivas por culpa de los exaltados que acompañan a los monjes y que provocan disturbios que obligan al rey ordena a sus alguaciles que prohíban la entrada a elementos agresivos si bien no exime a los judíos de la obligación escuchar las prédicas de los monjes en sus propias sinagogas.
Toda Europa sufría desde hacía medio siglo la peste de 1348, de devastadoras consecuencias demográficas (se calcula que murió la tercera parte de la población del continente), socioeconómicas y políticas. En la búsqueda de explicación al fenómeno fue habitual recurrir a todo tipo de causas imaginarias, como atribuirlo a un castigo divino a los cristianos por permitir la presencia de la raza deicida (los judíos) entre ellos; o culpar directamente a los judíos de envenenar los pozos de agua para propagar la peste (atribuiyéndoles el propósito de destruir la cristiandad). El deterioro de la convivencia, alterada también por la fama que tenían los judíos de ricos y el afán de robarles, llevó al estallido de revueltas antijudías, incluyendo la matanza de miles de judíos, que comenzaron en la Europa central y se extendieron hasta España.
Las causas más profundas derivan de la crisis del siglo XIV, que, además de sus efectos económicos y sociales, en la Corona de Castilla había dado lugar a la Primera Guerra Civil Castellana y el establecimiento de la Casa de Trastámara, enfrentada desde 1390 a un momento especialmente delicado: la llegada al trono de Enrique III de Castilla en minoría de edad (11 años); a lo que se sumaba la relación entre la monarquía autoritaria y los judíos, sobre todo la percepción social de esa relación.
La hostilidad manifiesta contra la población judía en Sevilla se vio acentuada desde el escándalo que protagonizó en 1379 José Pichón (de nombre judío Yusaph o Yuzaf), almojarife y contador mayor (administrador de los impuestos reales) de Enrique II de Castilla. Denunciado por sus propios correligionarios judíos, fue primero a la cárcel, de la que se libró con el pago 40.000 doblas. No obstante, fue ejecutado en su propia casa por tres miembros de la comunidad judía, según la costumbre (tras obtener un albalá que permitía la muerte de los malsines). El rey, enfurecido, mandó matar a los tres judíos responsables de la ejecución, y cortar la mano del alguacil mayor que había intervenido en ella. A partir de entonces se retiró a la comunidad judía la potestad que hasta entonces había tenido de aplicar justicia de sangre entre sus miembros.
 La causa desencadenante inmediata de la revuelta sevillana fueron las predicaciones antijudías que desde hacía quince años (1376) venía efectuando el arcediano de Écija, Ferrán Martínez, que incitaba a la población de Sevilla contra los judíos.9 A los protagonistas del tumulto, seguidores del predicador, se les conocía como matadores de judíos.10 A los motivos religiosos, se sumó la percepción de impunidad de los que asaltaban y destruían las sinagogas, a causa de la situación política (vacío de poder durante la minoría de Enrique III).
Las matanzas de judíos se extendieron a otras ciudades, primero del valle del Guadalquivir (Córdoba, Andújar, Montoro, Jaén, Úbeda, Baeza, etc.) y luego de la Meseta Sur (Villa-Real -hoy Ciudad Real-, Cuenca, Huete, Escalona, Madrid, Toledo -18 de junio-, etc.) y otras zonas castellanas (Burgos, Logroño -12 de agosto-, etc.) y de la Corona de Aragón (Valencia -9 de julio-, Orihuela, Játiva, Barcelona -5 de agosto-,Lérida -13 de agosto-, Mallorca, etc.) donde había también notables predicaciones antijudías: las de San Vicente Ferrer (su lema era bautismo o muerte ). Hay autores que niegan que Vicente Ferrer estuviera en Valencia en 1391 y que insisten en que nunca aprobó la violencia, aunque sí que pensaba que aquel quebranto era una buena oportunidad para intensificar la catequesis.
En el momento de los pogromos, las Cortes de Castilla estaban reunidas en Madrid. Al enterarse de los acontecimientos, se decidió enviar un procurador a cada ciudad con una carta, redactada en los términos más apremiantes posibles, en la esperanza de que se consiguiera contener la revuelta; objetivo que sólo se consiguió parcialmente.
Los procesos históricos que surgieron y continuaron posteriormente a la revuelta fueron muy significativos: fundamentalmente el problema cristiano viejo-cristiano nuevo originado como consecuencia de la aparición de una numerosa comunidad de judeoconversos a partir de las conversiones forzosas (fueran sinceros cristianos o mantuvieran en secreto su antigua fe -criptojudíos-, pues todos ellos eran percibidos socialmente de forma conjunta e indistinta, y llamados despectivamente "marranos"). El denominado "problema converso" tuvo como hitos fundamentales la revuelta de Pedro Sarmiento o revuelta anticonversa de Toledo (1449), la creación de la Inquisición española (1478) y la expulsión de los judíos de España de 1492; y ni siquiera terminó entonces, sino que continuó en la Edad Moderna.
Bibliografía:
Rafael Ramírez de Arellano, Matanza de judíos en Córdoba. 1391
Yolanda Moreno Koch y Ricardo Izquierdo Benito, Del pasado judío en los reinos medievales hispánicos: afinidad y distanciamiento, Universidad de Castilla La Mancha, 2005,

sábado, 11 de febrero de 2012

EL ENIGMA DE CASPE

El Compromiso de Caspe fue el punto y final de un confuso conflicto que venía de tiempo atrás, y para entenderlo hay que comprender también su interrelación con un conflicto internacional de grandes dimensiones: el Cisma de Occidente. Cabe destacar que Martín el Humano siempre fue, como su hermano Juan el Cazador, partidario del papa Benedicto XIII de Aviñón.

Martín el Humano se casó en 1373 con María de Luna, pariente del antipapa cismático Benedicto XIII, y de este matrimonio nació Martí, llamado el Joven para diferenciarlo de su padre. El 1396 Martín el Humano sucedió al trono su hermano Juan el Cazador. A sus 40 años ya tenía una dilatada experiencia política, ya que tanto en tiempos de su padre Pedro el Ceremonioso como de su hermano había desarrollado diversas responsabilidades políticas así como misiones militares. Ambos parientes le dejaban un patrimonio familiar más que endeudado por las guerras de uno y la lujuria del otro.
Paralelamente Aragón y Valencia vivían inmersos en un complejo choque de redes de facciones nobiliarias, las banderías. Las principales familias se peleaban por cuestiones de intereses sobre tierras y jurisdicciones. Mientras en Aragón los dos grandes bandos eran por un lado la familia de los Urrea, que tenían por aliados los Heredia, los Lihory y Cerdán entre otros, y por el otro lado los Luna, que contaban con las familias Alagón, Moncada y López de Luna entre otros; las banderías del Reino de Valencia enfrentaban sobre todo los Vilaragut contra los Centelles.

Enfermo como estaba, en 1407 Martín el Humano nombró lugarteniente de Aragón su cuñado Jaime II de Urgell, un cargo que tradicionalmente estaba reservado al heredero al trono, pero su hijo estaba ocupado con los asuntos sicilianos y sardos .Esto generó varias protestas entre muchos nobles aragoneses encabezados por el mismo Justicia de Aragón, que entonces era Juan Ximénez Cerdán, ya que no podían tolerar que un hombre como el conde de Urgell, que había participado en las luchas de banderías aragonesas (también por intereses económicos), tuviera ahora la máxima autoridad del reino, sólo por debajo del propio rey. También Benedicto XIII se oponía a este nombramiento porque en el conflicto cismático Jaime no era partidario de Aviñón sino de su rival de Roma. Aunque en un primer momento pareció que Martín el Humano cedía a estas protestas destituyendo Jaume, al año siguiente lo nombró Gobernador General de todos los reinos, haciéndolo depositario de su máxima confianza. El cargo era supremo y tenía casi poderes absolutos, con sólo el rey por encima. Pero Jaume d'Urgell no supo estar a la altura y, en vez de neutralizar las banderías aragonesas y valencianas, tal como se esperaba de él, las agravó más tomando parte por Luna y por Vilaragut respectivamente, como siempre había hecho antes de ocupar el cargo. Para colmo, se lamentaba a Martí porque la nobleza no le respetaba (sus rivales) y le pedía que interfiriera a su favor.

Mientras Cataluña y Mallorca se encontraban políticamente tranquilas pero vivían una crisis económica (las Islas seguían un plan de recuperación desde el 1372), ya que tanto Barcelona como Palma habían sufrido muchos gastos a raíz de las guerras de Pedro el Ceremonioso contra Castilla.
El 25 de julio de 1409, sin embargo, tuvo lugar un hecho inesperado que trastornaría la Corona de Aragón: Martín el Joven, heredero y único hijo del rey Martín el Humano, murió a los 33 años en la ciudad sarda de Cagliari debido de unas fiebres infecciosas. Aunque se había casado dos veces, primero con María de Sicilia y luego con Blanca I de Navarra no tenía ningún descendiente legítimo. En cambio dejaba dos criaturas ilegítimas, fruto de sus relaciones con las amantes sicilianas Tarsis Rizzari y Agatuzza de Pesci. De los dos, sólo una era chico: Federico de Luna, de siete años.
El heredero de la Corona, a la muerte del rey, habría sido el primogénito Martín el Joven, que con 33 años ya era desde hacía tiempo un adulto. Pero y después de él? El común de la historiografía coincide en afirmar que la voluntad de la familia real era que el continuador de la dinastía fuera Federico de Luna, pero, al contrario de lo ocurrido a menudo en Castilla y en muchos otros lugares, en laCorona de Aragón nunca un bastardo había llegado al trono. Era un hecho que contravenía todas las costumbres, por lo tanto había que rodear el proceso de la máxima legalidad posible. Es aceptado que, para poder conseguirlo, los dos Martí querían seguir una prudente estrategia consistente en ir legitimándolo" poco a poco y por partes: en un primer momento ya se le reconoció como hijo de la familia cuando se le legitimó para heredar los condados de Luna y de Segorbe. El 14 de abril de 1409, con Martín el Joven todavía vivo y sin nada que hiciera prever su muerte, lo fue para heredar el reino de Sicilia. A partir de aquí toda la Corona pudo comprobar cuál era la intención real, ya que tradicionalmente, antes de que el primogénito heredara todos los reinos de la Corona de Aragón, el rey reinante y padre suyo el hacía rey de Sicilia para que adquiriera una experiencia formativa previa
El 29 de mayo Martín el Humano enferma repentinamente por causas desconocidas cuando se encontraba en el monasterio de Santa María de Valldonzella, muy cerca de su residencia de Bellesguard. Al día siguiente día 30 era claro que el rey agonizaba, ya que casi ni podía hablar. El traspaso se produjo la mañana del 31, en el cuarto del monasterio dicha de la Abadesa, poco después de pedir a su médico Francisco de Granollacs ya Antonio de Torrelles y Marcos, cuyos hijos eran los tutores del niño Federico , que cuidaran su nieto.Martín I el Humano murió el 31 de mayo de 1410 sin haber nombrado sucesor. Los pretendientes que optaban a la corona eran:


Jaime II de Urgell: era el conde de Urgell, el mayor terrateniente de la Corona de Aragón. Pertenecía a la alta nobleza. Se dice que era el candidato más popular en el Principado, Mallorca, la mayor parte de Valencia (con especial fervor en la capital) y en las tierras de Huesca (Aragón viejo). Parece que no contaba con el apoyo de la baja nobleza (caballeros y hombres de paraje) ni de la burguesía.Parentesco: Con Martín el Humano: 5 º grado en línea colateral por vía masculina.Con la dinastía: 3 º grado en línea colateral por vía masculina (bisnieto del rey Alfonso III el Benigno). Además era cuñado de Martí, al estar casado con su hermanastra Isabel de Aragón (o de Fortià). Cuando Isabel y Jaime se casaron ella no tuvo que renunciar a los derechos hereditarios que pudiera reclamar como hija de Pedro III el Ceremonioso.

 Luis de Calabria: duque de Anjou y conde de Provenza, así como rey nominal de Nápoles. Cuando murió su padre pasó a llamarse "de Anjou" abandonando "de Calabria" que le habían atribuido por diferenciar padre e hijo. Luis tenía sólo siete años cuando murió el rey Martín, y la que defendía sus derechos a la corona era su abuela, la antigua reina Violant de Bar, y su padre, Luis duque de Anjou. En general tenía el apoyo de todos los antiurgellistes, a destacar Roger Bernat de Pallars, Guerau Alemany de Cervelló, Pedro de Fenollet y de Narbona, y García Fernández de Heredia. Pero más adelante, tras la muerte de este último, todo el mundo lo abandonará por la candidatura de Fernando de Trastámara. Parentesco: Con Martín el Humano: 4 º grado en línea colateral por vía femenina. Con la dinastía: 2 º grado en línea colateral por vía femenina (nieto por parte de madre de Juan I de Aragón). Cuando su madre, de nombre también Violante, se casó con Luis de Anjou tuvo que renunciar a los derechos reales, por lo tanto jurídicamente su hijo no tenía posibilidades.

Fernando de Antequera: infante de Castilla y duque de Peñafiel, era el mayor terrateniente de Castilla, dominaba directamente toda la mitad meridional de este reino. Desde el 1406 también era el regente por su sobrino Juan II, actuando de facto como el rey, aunque ya hacía mucho más tiempo que dirigía la política castellana debido a las dolencias de su hermano Enrique III, el cual delegaba a menudo en él las funciones de gobierno. Parentesco: Con Martín el Humano: 3 º grado en línea colateral por vía femenina. Con la dinastía: 2 º grado en línea colateral por vía femenina (nieto de Pedro III el Ceremonioso). Cuando su madre Leonor de Aragón se casó con su padre Juan I de Castilla (el primogénito del rey Enrique II,) los dos consuegros se discutieron porque el padre de Leonor quería que ella renunciara a los derechos reales y el rey castellano se negó rotundamente, prevaleciendo finalmente la voluntad de este último.

Alfonso I de Gandia y de Foix, también llamado Alfons el Vell (en contraposición a su hijo Alfonso de Gandia y de Arenoso el Joven): Duque de Gandia. Recibió poco apoyo, básicamente en sus propias tierras. Como murió en marzo de 1412 sus derechos pasaron a su hijo. Parentesco: Con Martín el Humano: 5 º grado en línea colateral por vía masculina. Con la dinastía: 2 º grado en línea colateral por vía masculina (nieto de Jaime II el Justo). Su hijo tenía, como es lógico, un grado más en ambos casos: 6 º y 3 º respectivamente.

Juan de Prades y de Foix: conde de Prades, hermano menor de Alfonso de Gandia. Recibió mucho menos apoyo. Parentesco: Con Martín el Humano: 5 º grado en línea colateral por vía masculina. Con la dinastía: 2 º grado en línea colateral por vía masculina. Evidentemente al igual que su hermano pero sin posibilidades al ser el pequeño, pero por encima de su sobrino Alfonso.

Isabel de Aragón: hija de Pedro III el Ceremonioso y su última esposa Sibila de Fortià. Aunque quedaba automáticamente descartada por ser una mujer se presentaría como candidata.

Federico de Luna: conde de Luna, hijo bastardo o natural de Martín el Joven. En ese momento tenía 8 años y sus tutores eran los caballeros hermanos Pere de Torrelles y de Blanes y Ramón de Torrelles y de Blanes. Parentesco: Con Martín el Humano: 2 º grado en línea troncal ilegítima por vía masculina. Con la dinastía: 1 º grado en línea troncal ilegítima por vía masculina.


En enero de 1411, ocho meses después de la muerte del rey, una embajada enviada por el Parlamento de Cataluña pudo convencer a las autoridadesaragonesas que debían convocar un Parlamento por su reino. El gobernador Lihoriy el justicia Cerdán lo convocan para el 8 de febrero en Calatayud (a pocos kilómetros de la frontera castellana donde estaba parte del ejército de Fernando de Trastámara). Los notables aragoneses fueron llegando hasta finales de mes.Incluso Antonio de Luna y el arzobispo Heredia, que batallaban violentamente en el campo para que se disputaban la tutela de Federico, acudieron con susrespectivos seguidores. Desconocemos el desarrollo concreto de este parlamentopara que sus actos están perdidas, pero se sabe que había observadorescatalanes y valencianos. La conclusión del Parlamento de Calatayud fue que eranecesario reunir un Parlamento general de todos los reinos de la Corona. Por lo que escogieron una comisión de nueve miembros (dos por brazo-al reino de Aragón había cuatro brazos para que la alta nobleza y la baja nobleza iban por separado y un "presidente"), la mayoría reconocidamente antiurgellistes, entre los que se encontraba García Fernández de Heredia, arzobispo de Zaragoza, y Berenguer de Bardají (el agente de Fernando), que encabezaba la comisión pasando por delante de los miembros eclesiásticos, un hecho nada habitual


Desde Peñíscola, el 23 de enero de 1412 el Papa Luna Benedicto XIII de Aviñón envió una carta a los dos parlamentos proponiendo una solución definitiva: en vez de reunir un Parlamento General reunió sólo unos cuantos hombres de leyes que decidieran por todos. La carta iba acompañada de una bula en la que designaba procurador suyo con facultad ejecutiva el mensajero que llevaba la carta: Francisco de Aranda.En Alcañiz la carta fue leída por la junta de aragoneses (catorce personas, todas trastamaristes, entre las que Gil Ruiz de Lihori, Juan Ximénez Cerdán y el agente de Fernando Berenguer de Bardají) y catalanes (seis personas de diversas tendencias, entre los que el arzobispo de Tarragona Pere de Sagarriga y de Paz).Esta junta tenía el objetivo de establecer un procedimiento para elegir al nuevo rey.Esta Junta desigual terminó aceptando el consejo del papa el 15 de febrero, en el que se ha denominado la Concordia de Alcañiz. La propuesta de la junta concretaba el consejo del papa estableciendo que serían nueve personas las que elegirían el nuevo rey (tres por cada reino, sin contar el de Mallorca, que la decisión debía ser acatada por todos los reinos, que aquellas nueve personas debían presentarse en un plazo de veinte días (pero no especificaba el procedimiento para elegir) y que su reunión tendría lugar en Caspe. También exhortaban a los candidatos extranjeros para que no entraran a la Corona, y los de aquí se les prohibía acercarse a Caspe. Sin embargo, las tropas castellanas no se movieron nunca de las zonas ocupadas.El 26 de febrero el parlamento de Alcañiz delegó la elección de sus tres compromisarios a los mismos jefes del trastamarisme Gil Ruiz de Lihori (el gobernador del reino) y Juan Ximénez Cerdán (Justicia de Aragón). La lista se presentó al día siguiente simultáneamente en Alcañiz y en Tortosa, lo que ha hecho pensar que probablemente ya estuviera hecha de antes. Sorprendentemente, no sólo figuraban los tres representantes aragoneses sino que también eligieron los tres representantes de Valencia, y los tres de Cataluña. Y alertaron en el Parlamento catalán que no aceptarían ninguna modificación de los nombres de aquella lista. A pesar de las amenazas, el parlamento de Tortosa escogió una comisión de veinte y cuatro diputados para analizarla y decidir. La lista aragonesa en cuestión componía los siguientes nombres:


Por el reino de Aragón:
 Domingo Ram, obispo de Huesca: votó por Fernando de Trastámara
 Francisco de Aranda, consejero real, Cartuja de Porta Coeli y enviado del Papa Benedicto XIII: votó por Fernando de Trastámara
 Berenguer de Bardají, jurista a sueldo de Fernando de Trastámara: votó por Fernando de Trastámara

Por el principado de Cataluña:
 Pedro de Sagarriga y de Paz, arzobispo de Tarragona: a pesar de hacer un largo elogio de Fernando y declararlo como el candidato más "útil" hizo una extraña votación: consideró como legítimos sucesores tanto a Jaume d'Urgell como Alfonso de Gandía el Joven (el padre había muerto no hacía mucho y consideraba que la familia no tenía la culpa de que el interregno hubiera alargado tanto), entre los que repartió su voto. Y sin embargo recalcó que el reino de Sicilia correspondía por derecho a ley al niño Federico de Luna.
 Guillem de Vallseca, jurista de gran fama: dio el mismo argumento que el arzobispo pero votó sólo por Jaume d'Urgell
 Bernardo de Gualbes, síndico y conseller de Barcelona: el compromisario del Principado necesario que votó por Fernando de Trastámara.

Por el reino de Valencia:
 Bonifacio Ferrer, prior de la cartuja de Portaceli: votó por Fernando de Trastámara
 Vicente Ferrer, fraile dominico: votó por Fernando de Trastámara
 Pere Bertran (que sustituía Enero Rabassa), jurista: se abstuvo alegando que, habiendo llegado más tarde que el resto, no había tenido tiempo para hacer un juicio correcto.


Finalmente el 24 de junio de 1412  se procedió a la votación oral de cada compromisario, pero a puerta cerrada y sin testigos. Después de la sesión entraron los tres notarios, los cuales redactaron tres actos que fueron entregadas a un compromisario de cada terna: Pedro de Sagarriga por el Principado, Bonifacio Ferrer por Valencia y Domingo Ram para Aragón. El primero en votar fue Vicente Ferrer para Fernando de Trastámara a través de un extenso discurso en el que casi pedía al resto el mismo voto. No es de extrañar, ya que había viajado por todos los reinos predicando por el candidato castellano.

Los Parlamentarios de Tortosa, Valencia (antes en Traiguera-Morella: trastamaristes) y Zaragoza (antes en Alcañiz: trastamaristes) acudieron a Caspe a escuchar la sentencia, que se proclamó el 28 de junio de 1412 en la iglesia mayor de SantaMaría. Después de la misa Gaudeamus te exultemus te Demus gloriamos Deum quia venerunt nuptia Agni, San Vicente Ferrer proclama el veredicto en un discurso de alabanza del nuevo rey de la Corona de Aragón: Fernando de Trastámara el de Antequera.

La coronación de Fernando se retrasó hasta el 11 de febrero de 1414 debido a que Jaime de Urgell se rebeló ante el nombramiento de su rival hasta que las tropas castellanas le sitiaron en Balaguer y aceptó el resultado del Compromiso de Caspe; se le juzgó por rebeldía y fue desposeído de sus títulos y encarcelado de por vida.

Existe una gran controversia sobre si fue legítimo el nombramiento de Fernando I por parte de los parlamentarios reunidos en Caspe y si Jaime de Urgel debió ser reconocido como rey al haber sido nombrado lugarteniente del reino por Martín el Humano pero la realidad es que Fernando era quien más derechos tenía a ser rey si hacemos caso a la genealogía y el derecho imperante en la época.
Si Martín hubiera podido legitimar a tiempo a su nieto Federico de Luna seguramente éste habría sido rey sin necesidad del Compromiso de Caspe pero es la muerte repentina de Martín el Humano la que nos debe extrañar y no el resultado del Compromiso.
Seguramente había una trama de la nobleza valenciana y aragonesa contra Jaime de Urgel por la represión que éste había practicado sofocando la rebeldía de la nobleza en estas regiones pero la votación se hizo según el derecho canónico de la época y prevalecía la cercanía genealógica de fernando con Martín el Humano.

Bibliografia:

  • Hernàndez Cardona, Francesc XavierHistòria militar de Catalunya, vol III: La defensa de la Terra. Rafael Dalmau, Editor Rafael Dalmau, Editor, 2003, p.13. 
  • Salrach, Josep M. Història dels Països Catalans. Dels orígens a 1714. Barcelona: Edhasa, 1981.
  • Sarasa Sánchez, Esteban. Aragón y el Compromiso de Caspe. Saragossa: Ed. Librería General, 1981.
  • Soldevila, FerranEl Compromís de Casp (resposta al sr. Menéndez Pidal). Barcelona: Rafael Dalmau, 1965
  • Gran Enciclopèdia Catalana. Barcelona: Ed. Enciclopèdia Catalana, 1969 (hi ha biografies de molts dels personatges).