domingo, 2 de octubre de 2011

EL RETRATO DE UNA OBSESIÓN


En los años treinta del siglo XV se produjo un hecho intrascendente a primera vista, pero que con el paso del tiempo se convirtió en una de las bases de la renovación de la vida matrimonial en Europa. Se trata del encargo que el mercader italiano afincado en Brujas, Giovanni Arnolfini, hizo al célebre pintor Jan Van Eyck (h.1390-1441) para que le retratase el día de su boda con la joven Giovanna Cenami. Pedir que se le retrate el día de la boda era la primera decisión a favor del matrimonio tras muchos años de críticas. Se produjo además una curiosa casualidad. Aproximadamente en la misma época los artistas italianos comenzaron la búsqueda de un espacio visual para el ritual matrimonial en la línea abierta por Giotto pero que, desde luego, debía asumir las novedades de la época. Al principio Van Eyck se sintió incomodo con el encargo. Peo al cabo de unas semanas pudo calibrar el alcance de su obra. Se situó frente a los novios, como se aprecia si  nos fijamos en el espejo situado al fondo de la habitación, donde dejó escrita la famosa inscripción: Johannes de Eyck fuit hic, junto a la fecha: 1434.

Veamos el cuadro; equilibrio, escena íntima, la cámara nupcial, los esposos, un espacio lleno de símbolos que hablan de la fidelidad matrimonial ( la lámpara con seis brazos y una sola vela encendida es una clara alusión a Jesucristo y, al miso tiempo, representa la llama del amor que puede extinguirse, el rosario de cuentas, el espejo que muestra las catorce estaciones del Víacrucis, el perrito, símbolo de la fidelidad dentro del matrimonio, los colores predominantes, verde y rojo simbolizan la fertilidad y la pasión, el cabecero de la cama, donde aparece una imagen de Santa Margarita  o Santa Marta, patronas de los partos y del hogar respectivamente, todo está presente para afirmar un principio) el humanismo busca expulsar (sobre las mandos de la pareja se aprecia una gárgola sonriente, un elemento que representa el exorcismo mediante el cual se pretende alejar el mal que atenaza a la pareja; la falta de descendencia) fuera de la realidad las formas de sexualidad no sometidas a un principio propiamente reproductor. Y lo hace por diversos motivos: para evitar las viejas inclinaciones de la cultura cortés hacia las fantasías adúlteras, para controlar la parte peligrosa de la conducta femenina, para asegurarse la imposibilidad de cualquier contaminación; de ese modo acorrala a los disidentes, configura una disciplina del cuerpo, la del placer, que es el origen del mundo moderno. Este planteamiento responde a los grandes peligros que asaltaban las prácticas sexuales de la sociedad del siglo XV, la pasión por el adulterio de los jóvenes de las clases acomodadas; las estrechas relaciones existentes entre la homosexualidad femenina, anorexia y la santidad y, finalmente, la violencia existente en el mundo de la prostitución. Una lacra social, necesaria, pero que era preciso combatir.

Bibliografía:
Seidel Linda, Jan van Eyck´s Arnolfini Portrait. Cambridge, 1993
Jeay Madelaine, “Sexuality and family in Fiftheenth-Century France: are Literary Sources a Mask or a Mirror? Journal of Family History 4, 1979
Ozment S, When Fathers Ruled. Family Life in Reformation Europe. Cambridge 1983
Ruiz Domènec José Enrique, La Ambición del amor. Historia del matrimonio en Europa

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