miércoles, 8 de junio de 2011

Presentando a Maria de Montpellier


Nit d´amor a Miraval miniatura del llibre dels Feits de Jaime I
                          
No tenemos constancia segura del año de su nacimiento pero María nació en Montpellier en torno a 1180. Su padre era Guillermo VIII de Montpellier y su madre Eudoxia Comneno, pariente muy cercana del emperador de Bizancio Manuel Comneno, que había llegado de viaje a Montpellier camino de Barcelona para casarse con Alfonso II de Aragón en 1174, pero al llegar a la ciudad los emisarios imperiales son informados de que Alfonso se ha casado con Sancha de Castilla .
Ante está afrenta el señor de Montpellier, Guillem VIII propone casarse con ella pero los emisarios imperiales únicamente aceptan con la condición de que el primer descendiente sea proclamado heredero del señorío.
De este matrimonio sólo nació María y pasados ​​siete años, al ver que su matrimonio no daba los frutos políticos esperados, ya que la familia Comneno fue destronada, ni familiares, por la falta de un heredero varón, y que las desavenencias entre la pareja iban en aumento dada la gran diferencia cultural que había entre los dos, Guillermo decidió repudiar a su mujer, le acusó de adulterio y la hizo encerrar en un monasterio. Poco después Guillermo se casó de nuevo con una noble castellana llamada Inés y tuvieron ocho hijos entre chicos y chicas.
Eudoxia fue protectora de las artes líricas en especial del Fulko de Marsella, quien le dedicó varias obras loando su belleza y santidad. Precisamente estos poemas amorosos fueron uno de los motivos que llevaron a  la ruptura entre Guillermo y Eudoxia ya que ésta es acusada de adulterio y Fulko decide huir de la ciudad y hacerse monje del monasterio de Thoronet del que más tarde será abad.

En 1191 Guillermo casó su hija con Barral, vizconde de Marsella. Dada la avanzada edad del vizconde, María quedó viuda pronto y tuvo que volver a casa. Poco después, el señor de Montpellier la volvía a casar con Bernardo IV de Cominges. De este matrimonio nacieron dos chicas: Mafalda y Petronila. En 1201, Bernardo expulsó María de sus tierras, y regresó de nuevo en casa de Guillermo VIII sin las hijas. Guillermo aún estaba intentando la anulación de su matrimonio con Eudoxia y vio muy mal el regreso de la hija mayor. Enfermo, hizo testamento y dejó todos los derechos al hijo mayor del segundo matrimonio, Guillermo. Este fue proclamado señor de Montpellier a la muerte de su padre y juró fidelidad al obispo de Magalona.

Sin embargo, en 1204, la ciudad de Montpellier se sublevó, echó el joven vizconde y entronizó María. Poco después ésta se casó con Pedro I de Aragón. María, como dote, aportó el señorío de Montpellier, del que poco después fue obligada a renunciar a favor de su marido. Pedro I dio en la boda la primera hija, Sancha, que nació del matrimonio al hijo del conde de Tolosa, y la dotó con Montpellier pese al rechazo de palabra y por escrito de María. Ella no quería que la separaran de su hija y no aceptaba que la dotaran con sus tierras y proclamó que había sido obligada por su marido a dar su consentimiento. Pedro, que veía las grandes dificultades que le suponía el matrimonio con María por el gran apoyo que la ciudad ofrecía a ésta en todo momento, decidió pedir la nulidad matrimonial y casarse con María de Montferrato, hija del rey de Jerusalén.

A pesar de las tensas relaciones entre los dos cónyuges tuvieran un heredero, el futuro Jaime I.

Mucho se ha escrito sobre la noche de amor en Miraval  ya desde época medieval, cuando Jaime I dicta a su escriba el tenso encuentro de sus padres, gracias a un mayordomo del monarca, que dará lugar a su engendramiento. Será después Bernat Desclot quien añada la trama palaciega por la cual  una docena de prohombres de Montpellier entra en tropel a la alcoba matrimonial a la salida del Sol y se descubre que la mujer con la que yace el rey es la mismísima reina y no la amante que le había conseguido su privado Guillem de Alcalà. En ese momento crucial, henchida de religiosidad, Maria se descubre embarazada y el obispo de Magalona proclama el milagro
.
Las cuatro grandes crónicas buscan legitimar la expansión Catalano Aragonesa por el Mediterráneo y lo hacen partiendo de este enigmático momento en el que un rey llamado el católico que vivía separado de su mujer la deja embarazada en plena querella Albigense.

Lo cierto es que Al año siguiente María hizo testamento a favor de su hijo, determinó alejarlo de su padre, y haga que los Templarios le amparasen en caso de su muerte. En obediencia al papa, Pedro I pactó con Simón de Montfort para luchar contra los albigenses. En el pacto entró la boda del bebé con la hija de Simón, que también le cedía el señorío de Montpellier. Ante las cartas del papa Inocencio III, María decidió marchar a Roma para defender sus derechos sobre Montpellier y la legitimidad de su hijo. Inocencio III reconoció la boda de Guillermo VIII de Montpellier con Eudoxia como válida y por tanto también reconocía los derechos de María sobre dicha ciudad, así como también daba por válida su boda con Pedro I.

Dada su débil salud María murió en esta ciudad a finales del 1213 cuando tenía unos 33 años, después de redactar  un último testamento donde dejaba todos sus bienes a Jaime I.

Bibliografía.

Aurell, Martí. (1998). Les noces del comte. Matrimoni i poder a Catalunya (785-1213). Barcelona: Omega.

Bofarull y Mascaró, Próspero (1836). Los condes de Barcelona vindicados y cronologia y genealogia de los reyes de España. Barcelona: Imp. J. Oliveres y Monmany.

Fuente, Maria Jesús (2003). Reinas medievales en los reinos hispánicos. Madrid: La Esfera de los Libros.

Jaume I (1926). Crònica o Llibre dels Feits. Barcelona: Barcino.

Riquer, Martí de; Valverde, José Mª (1968). Historia de la literatura universal. Barcelona: Planeta.

Stronski, Stanislaw Le troubadour Folquet de Marseille

Riquer, Martí de; Trovadores y Damas


  


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