sábado, 30 de julio de 2011

UN ENIGMA LLAMADO MARÍA DE FRANCIA

Los pocos datos que conocemos de María de Francia son los que nos proporciona el mismo autor en los prólogos de los Lais (Fables, Guigemar, Sant Patricé y Espuegatoire) denominándose a sí misma Maria. Nos dice que vive en un lugar de la Isla Francia, (Fables) pero por alguna de sus expresiones sabemos que es utiliza comúnmente la lengua inglesa, algo que la vincula con los ducados de Normandía. Sabemos que tiene formación clásica ya que conoce el latín y los textos antiguos y es capaz de realizar traducciones a varios idiomas.
Dos son las candidatas a ser nuestra protagonista, Maria de Champagne, hija de Luis VII de Francia y Leonor de Aquitania y Maria de Boulonge, también conocida como Maria de Blois, hija de Esteban de Blois duque de Normandía y rey de Inglaterra.

Con todas estas pistas me atrevería a decir que podríamos estar hablando de María de Champagne que financió en gran parte las obras literarias de Chrétien de Troyes y Andrés el Capellán, como era tradición en la corte de Aquitania (ya Guilhem Poitiers había sido un gran mecenas del mundo trovadoresco y un afamado poeta).
En su obra podemos distinguir episodios de la propia vida de María de Champagne o de su familia, el más claro a mi parecer es el Lay de Guigemar; el joven caballero llega a una tierra en la que el rey ha encerrado a su esposa en una torre a causa de los celos y ésta sólo recibe a su doncella y a un sacerdote. Esta misma circunstancia la vivió Leonor de Aquitania a quien Enrique II encerró en Chinon y Salisbury desde 1173 a 1189 por haber promovido una rebelión de los tres hijos del matrimonio contra su padre.
Sus obras hablan de la sociedad de su momento histórico con numerosos simbolismos que denotan su amplia cultura y refleja, desde una óptica claramente femenina, las preocupaciones de la alta nobleza que utiliza la literatura como medio de expresión para canalizar las complejas relaciones político-familiares que hay entre ellos. No hay que olvidar que María de Champagne era hija del primer matrimonio de Leonor de  Aquitania y que se casó con un vasallo del rey de Francia; pero Leonor se volvió con Enrique Plantagenet, duque de Normandía y rey de Inglaterra, que a la vez era vasallo de Luis VII por unos territorios ocho veces mayores que le reino francés.
La genealogía de los duques de Aquitania está llena de leyendas y hechos reales que bien podrían las llenar páginas de varios libros, no es de extrañar que María viviera con preocupación la división de su familia y tratase de plasmarlo en unas alegorías repletas de referencias al ciclo Artúrico que su propia madre había patrocinado.
Estos son brevemente los principales Lays de María de Francia:

Guigemar
Guigemar es uno de los lais en los que la autora se nombra a sí misma como "María". En el prólogo de este relato aclara la doble intención de su obra: dar justa alabanza a los que se la merecen, a pesar de la envidia de los rivales; y presentar las historias que estaban detrás de algunas de las canciones más conocidas en aquella época. Se ha sugerido que este prólogo es anterior al prólogo general a toda la obra incluido en el manuscrito Harley 978.


Equitan
Este lay parece tener una finalidad didáctica: en los versos 307-310 la narradora dice que "Quien quiera oír un consejo sensato / puede beneficiarse de este ejemplo: / el que planea el mal para otros / puede ver cómo ese mal se vuelve contra ellos". El amor descrito en esta historia es irresponsable, porque los amantes se entregan a la pasión aun sabiendo las consecuencias negativas; además es una relación desequilibrada, e impide que el rey tenga descendencia masculina, lo que provoca inestabilidad social. Moralmente, este amor es cuestionable porque rompe los lazos de lealtad (del rey con su senescal, de la mujer con el marido).

 Bisclavret

"Bisclavret", relato sobre un hombre lobo se basa en un relato popular, posteriormente reelaborado en el Lay de Melion; puede encontrarse una referencia a esta historia en La muerte de Arturo de Thomas Malory.

Lanval

"Lanval" es uno de los lais que se inscriben en la tradición artúrica. Parece basarse en un relato popular, y fue posteriormente adaptado al inglés con el nombre de Sir Landevale, Sir Launfal, o Sir Lambewell. Este lay también está íntimamente relacionado con el relato anónimo de "Graelant", en el que igualmente aparece un hada que exige a su amante que no revele su verdadera identidad. También incluye diversas referencias a la historia antigua; por ejemplo, al describir la opulencia del hada, la compara con la reina Semíramis o con el Emperador romano César Augusto. La denuncia de Ginebra contra Lanval, por su parte, tiene su antecedente en el Génesis (39:7), en el episodio en el que la poderosa reina Putifar acusa falsamente al patriarca José de intentar seducirla contra su voluntad.
Este poema es especialmente conocido dentro del conjunto de los Lais por varias razones: la extensa escena judicial ofrece un cierto grado de comprensión de cómo podría funcionar el sistema legal de la época. Además, es el único lay que describe la corte del Rey Arturo, con referencias a la Tabla Redonda o a la isla de Ávalon. A diferencia de otros lais, en éste sólo se ofrece el punto de vista y las motivaciones del caballero que le da nombre: el hada ni siquiera recibe un nombre, y no se nos describe su psicología ni sus intenciones. En el original, Ginebra acusa a Lanval abiertamente de ser homosexual, algo que en traducciones modernas se ha suavizado a "no tener interés por las mujeres"; además, Lanval es finalmente rescatado por su poderosa y bella amante, lo que invierte los roles tradicionales, en los que la dama es rescatada por el caballero; de ahí que en algunas versiones modernas se altere el texto indicando que Lanval monta el caballo delante de ella en la escena final, en un intento por recuperar los papeles tradicionales.

2 comentarios:

  1. Guiguemar el caballero herido por su incapacidad para amar, cuando por fin lo logra ella en señal de fidelidad le regala un nudo que sólo ella podrá deshacer y él a cambio un cinturón de castidad. ¿No se estilaban las flores en aquella época?

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  2. No es que en la edad media no fueran románticos, el cinturón de castidad es un símbolo de la unión entre el caballero y la dama. Ella renunciará a los placeres de cara al marido mediante el cinturón y podrá estar con Guiguemar cuando quiera. El lay se inscribe en un debate en la sociedad medieval sobre cómo afrontar la vida cristiana y el hedonismo. Muchas mujeres optaban por la castidad una vez ya eran madres ya que pasados los 25 años los partos eran peligrosos para mujeres debido a la mala salubridad.

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